Un intruso en el jardín de casa (Talpa occidentalis)

Quien tiene jardín y a su alrededor hay campito, seguramente le resulte familiar la historia que os voy a contar.
La otra mañana estando regando unas hortensias en la puerta de casa, veo como algo se mueve entre la  hierba del césped,  de repente surge un pequeño montoncito de tierra que no para de crecer... ¡Otra vez el topo!  Voy corriendo al garaje, cojo el azadón y vuelvo andando como un gato hasta el lugar.  Doy una zadonada y del montón de tierra sale corriendo el causante de los estropicios en el jardín.

Ya en un terrario compruebo como qué facilidad horadan la tierra estos bichos y la sensibilidad que poseen en sus bigotes llamados bibrisas, con la que localizan su alimento. Busco unas lombrices en las jardineras y compruebo el apetito voraz de este pequeño mamífero que apenas vemos. Las cochinillas que hay debajo de las macetas también parecen gustarle y se escucha como crugen cuando se las come.
Busco algo de información sobre su biología y me sorprende que peden estar activos las 24h del día y no pueden estar sin comer más de unas horas, pues llegan a consumir ente el 40 y el 50% de su peso corporal.
Me hace gracia la cantidad de pelo que poseen en su corta colita y el pelaje suave y brillante. Las fuertes patas delanteras y los "ojos" minúsculos que no van más allá de dos puntitos a cada lado de su potente hocico.
Le hago algunas fotos y le suelto para que pueda seguir a la suyo y le recomiendo dejar de visitar jardines, pues el principal predador de la especie no es otro que el ser humano.






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